LEONOR DE AQUITANIA
En el 1122 nacía en la localidad de Poitiers, en la antigua región francesa de Aquitania, Leonor de Poitou, más conocida como Leonor de Aquitania, personaje clave a la hora de entender los antecedentes que llevaron al estallido de la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra, siendo Leonor reina de ambos países. Era la hija primogénita de Guillermo X de Aquitania. En un contexto de lujo y arte, la joven se convirtió en 1130 en la heredera del ducado a la muerte prematura de su hermano, lo que hizo de ella un atractivo objetivo para los nobles que buscaban desposarse con ella con la intención de hacerse con el control de una de las regiones más prósperas de Francia. Finalmente, el vencedor de la pugna por la mano de Leonor sería el entonces príncipe Luis, fututo Luis VII de Francia.
Luis
pronto encontró problemas a la hora de contener el carácter de Leonor que, en
contra de su marido, prefería las fiestas, los lujos y rodearse de arte,
alejándose de los preceptos más severos del catolicismo. Estos motivos llevaron
a Luis a repudiar a Leonor al regreso de las cruzadas, dejando a esta libre
para desposarse, de nuevo, con un heredero al trono, en este caso de
Inglaterra.
El
matrimonio de Leonor con Enrique II en 1152 benefició a ambos ya que permitió
unir las posesiones de los Anjou en Francia e Inglaterra a las de los Poitou en
Aquitania, y se creó el formidable Imperio Angevino que reinaba sobre la mayor
parte de Francia y toda Inglaterra, mermando el poder de Luis muy
considerablemente. Sin embargo, la relación con Enrique tampoco sería cómoda,
pues a lo largo de su vida promovió tres rebeliones por parte de sus hijos en
contra de su padre, quien pudo haber cometido adulterio contra Leonor, acto que
jamás perdonaría y que la llevaría a abrazar una rama más comedida y monástica
de la Iglesia. De hecho, al final de su vida, después de viuda, decidió
acogerse a Dios y tomó los hábitos en la abadía de Fontevrault, donde alcanzó
la muerte en 1204 a la edad de 82 años.
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