EL CARLISMO ESPAÑOL
El carlismo es un movimiento político español de carácter tradicionalista y legitimista derivado del realismo fernandino, que surgió en la primera mitad de siglo XIX en oposición al liberalismo, parlamentarismo y secularismo.
Se dice que surgió en las zonas vascas del país. Sin embargo, donde
surgió por primera vez el movimiento fue en Castilla, existiendo discrepancias
entre historiadores respecto si la defensa de los fueros fue un rasgo
característico desde su origen o fue posterior. Tras la revolución de 1868 un
manifiesto de Carlos VII, redactado por Antonio Aparisi y Guijarro, afirmaría
la voluntad del pretendiente de extender el régimen foral de las provincias
vascas a toda España; en 1872 Don Carlos aseguraría anular los Decretos de
Nueva Planta publicados por Felipe V. Así se formó el ideario carlista:
legitimidad dinástica, unidad católica, monarquía federativa y misionera, con
derechos forales de las regiones. El lema carlista: “Dios, Patria, Rey y
Fueros”.
Como movimiento, el carlismo fue una fuerza importante en la política y
la prensa español desde 1833 hasta el final del régimen franquista en la década
de 1970, donde protagonizó numerosas guerras (donde destacan las guerras
carlistas 1833-1840 y 1872-1876). Tras el Decreto de Unificación de 1937, la
Comunión Tradicionalista quedó integrada en el partido único de Falange
Española Tradicionalista y de las JONS, aunque los carlistas siguieron actuando
en semiclandestinidad. Los carlistas formaban el conjunto tradicional de la
sociedad española, comprendiendo a los “apostólicos” o tradicionalistas y a la
reacción antiliberal. La lucha entre los partidarios de Isabel II, hija de
Fernando VII, y el infante Carlos María Isidro, hermano del rey, fue una lucha
entre dos concepciones políticas y sociales. De la primera, partidarios de las
reformas liberales impulsadas por la burguesía; por el otro, defensores del
Antiguo Régimen.
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