LA CONQUISTA DEL DESIERTO
En lo que hoy es Argentina, entre 1878 y 1885, se llevó a cabo una campaña militar liderada por Julio Argentino Roca con el fin de eliminar a los aborígenes que habitaban más al sur de la región.
En América y con el transcurso del tiempo, las colonias lograron su
independencia y pudieron formar sus propios Estados. En el caso de Argentina,
no obstante, habían sobrevivido comunidades indígenas que controlaban gran
parte de la actual nación. Antes de que los criollos independentistas los
vieran como una amenaza y mientras el país se trataba de unificar, habían
podido coexistir de cierta manera. Sin embargo, una vez afianzado el Estado
argentino hacia 1862, el gobierno de Nicolás Avellaneda propuso extender el
territorio hacia las zonas en poder de los pueblos originarios. Los indios,
según el gobierno, robaban ganado y secuestraban a las mujeres de los criollos.
Con este plan, pensaba el Estado argentino, se podría solucionar ese problema.
La trama había sido ideada por el ministro de Guerra, Adolfo Alsina, y
consistía en avanzar sobre el sur de la provincia de Buenos Aires. Más tarde,
Alsina falleció y lo reemplazó el general Julio Argentino Roca, quien modificó
el plan para abarcar el territorio más al sur del actual país. La campaña
comenzó en 1878 y se prolongó casi sin inconvenientes hasta la rendición
definitiva de los aborígenes en 1885.
Como consecuencia, el territorio del Estado argentino se había ampliado
y miles de indígenas habían perecido. Además, se vendieron las nuevas tierras
para que se trabajaran y se aumentara la capacidad productiva del país. Hay
muchos puntos de discordia sobre este suceso: algunos toman a Roca como un
impulsor de la industria de la nación y otros se refieren a él como un asesino
y un genocida. Lo cierto es que la victoria aplastante sobre el indio le
permitió a Roca allanar su camino para convertirse en presidente de Argentina
algunos años después.
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