LA BATALLA DE ACCIO

La batalla de Accio se podría decir que es la batalla más satisfactoria para Octaviano y para muchos romanos. Antes de eso se debe contextualizar que esta batalla se encuentra dentro de la disputa entre Marco Antonio, Octaviano y Lépido por los territorios romanos del Mediterráneo.

El primer error de esta batalla fue de Marco Antonio, donde deja que Octaviano tomara la iniciativa. La moral del bando de Marco Antonio y Cleopatra estaba por los suelos, dando muchas deserciones de aliados orientales y senadores. Antonio se vio obligado a incrementar el número de marineros con escasa experiencia para suplir a los que le habían traicionado. La táctica de Antonio era simple: choque naval para eliminar la escuadra de Octaviano y escapar.

Tras varios días de tormentas, el 2 de septiembre del 31 a.C., aprovechando el sol de la mañana, las flotas levantaron anclas y se desplegaron para la batalla. A las embarcaciones les llevó horas colocarse en sus posiciones, y más tiempo transcurrió con una opuesta a la otra, pues ninguna daba el paso para iniciar el enfrentamiento. En cuanto a los planes para obtener la victoria, Agripa quiso atraer al adversario lejos de la costa para envolverlo gracias a la superioridad de su marina; por otro lado, Antonio quería emplear la artillería y los arqueros para despejar las cubiertas de las naves antes de abordarlas.

Marco Antonio, al percatarse de la maniobra, abandonó su buque insignia y en una barca de remos llegó a una nave más pequeña en la que izó velas para seguir a Cleopatra. A pesar de esto, siguieron combatiendo hasta que la totalidad de los barcos que no habían huido fueron hundidos, se rindieron o se retiraron al interior del golfo. Aunque sobreviviesen, Marco Antonio y Cleopatra habían perdido la guerra. Nada provocaba más deshonor que abandonar a sus hombres y huir. Tras este resultado, quedaría todo el poder para Octaviano, que en su gobierno institucionaliza sus poderes.