LAS LÍNEAS Y GEOGLIFOS DE NAZCA
Situados en las pampas de Jumana, cerca del desierto y de la población de Nazca, estos geoglifos, conocidos popularmente como las “líneas de Nazca”, fueron originados por la cultura de Nazca cerca del siglo I al VII d.C. cuyo territorio llegó a ocupar gran parte del actual Perú estando presente incluso en las zonas andinas del Ayacucho.
Estos
geoglifos están conformados por un gran número de figuras zoomorfas, formas
geométricas y fitomorfas que dotan al complejo de una gran majestuosidad.
Normalmente, estas figuras al estar trazadas al nivel del suelo no logran ser
apreciadas a simple vista, y en numerosas ocasiones son necesarias varias
plataformas para poder contemplarlas y analizarlas con mayor detenimiento. Los
trabajos arqueológicos actuales aún se encuentran descifrando grandes enigmas
en torno a la cultura de Nazca y a los geoglifos, como, por ejemplo, la manera
en la que fueron trazadas las líneas, la cual se puede decir que se usaron
varias cuerdas y rocas para la no desviación del trazado.
La
conservación de las líneas de Nazca se debe al clima presente en la zona en la
cual están situadas, en ella la temperatura anual suele rondar entre los 25-30
grados a lo que también ayudan los 300 metros sobre el nivel del mar. Acerca
del descubrimiento de los geoglifos, este tuvo lugar en torno a 1927 por el
arqueólogo Manuel Toribio Mejía Xesspe divisándolas gracias a que estaba
situado a una cierta altura mientras exploraba la zona y las colinas cercanas,
realizando las primeras investigaciones años más tarde. Cabe añadir que una de
las primeras referencias a las líneas fue realizada por el conquistador español
Pedro Cieza de León en el siglo XVI.
En
1994, la Unesco ha declarado a las líneas de Nazca como Patrimonio de la
Humanidad, pese a que en las últimas décadas han sufrido daños por la acción
humana.
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