REVOLUCIÓN HAITIANA



Haití es el primer país de América Latina en independizarse y la única nación del mundo en la cual se dio una revuelta esclavista exitosa. Durante la colonización, los franceses controlaban el territorio actual de dicho país, al cual le llamaban “Saint-Domingue”. La isla era una de las más prósperas del Caribe debido a su producción de caña de azúcar, un producto demandado por todo el mundo. Esta prosperidad era posible a costa de mano de obra esclava traída de África. La sociedad estaba fuertemente diferenciada: los esclavos africanos, los colonialistas europeos y los “affranchis” o mulatos libres. La población esclava superaba notoriamente a las otras dos clases sociales, pero era la más oprimida.

Los affranchis tenían sus propias aspiraciones. Si bien no eran esclavos, los europeos los discriminaban, lo cual provocó una revuelta fracasada en 1790. En 1791, Francia trató de apaciguar la rebelión otorgándole la nacionalidad a los affranchis, pero la sociedad colonial ignoró esto y miles de esclavos se levantaron. Su líder era Toussaint Louverture, quien logró controlar varios territorios, por lo que Napoleón envió un ejército para reestablecer la dominación francesa. Arrestaron a Louverture, que moriría en 1803. Sin embargo, algunos subordinados de Louverture, como Jean-Jacques Dessalines, retomaron la rebelión en 1802. Para fines de 1803, la presencia francesa en la región ya era débil. Y ya el 1 de enero de 1804, la isla se declaró independiente bajo el nombre de Haití. Dessalines se declaró emperador de Haití en octubre de ese año.

Es así como las ideas de la Revolución Francesa, el hartazgo de las clases oprimidas de la isla y el mero deseo de rebelión fueron factores que dieron origen a un Estado que, lamentablemente, hoy es considerado uno de los fallidos y de los más pobres del mundo. Sin embargo, consiguió el hito de ser libre a través de una revuelta de esclavos.

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