JEAN LAURENT, EL CRONISTA VISUAL DE LA ESPAÑA DEL XIX

El francés Jean Baptiste Laurent Minier fue el fotógrafo por excelencia del Realismo fotográfico del siglo XIX español. Tras la Revolución burguesa de 1848, el Realismo puso el foco en los estratos sociales olvidados. Por tanto, la pintura dejó de ser un arte romántico, político, religioso y aristocrático, para que la clase trabajadora participase de manera digna y merecida.  Serán protagonistas la cotidianidad sin idealizar, los paisajes, el trabajo del campo o personajes anónimos, de manera bastante real. Y gracias a la fotografía, la documentación instantánea difundía sucesos o denuncias, y plasmaba este mundo de manera objetiva.

Laurent llega de joven a Madrid en 1843. Comienza trabajando como cartonero y jaspeador, prefiriendo ser tratado como Juan. Su interés sobre la fotografía y el coloreado culmina con la apertura de su estudio más conocido, en el número 39 de la Carrera de San Jerónimo, a pocos pasos del Congreso de los Diputados, y se convirtió en un referente dentro y fuera del país.

Necesitaba productos químicos para trabajar con el método del colodión húmedo, por lo que en su carro transportaba los materiales necesarios. Más tarde, comenzó a utilizar el método de la instantánea. Su obra es muy amplia, pero, sin duda, su gran aportación fue plasmar la realidad social: paseos, vistas de ciudades, piezas de arte, monumentos, personajes famosos, arqueología, transeúntes, tradiciones o trabajos. Fotografió a la reina Isabel II durante siete años, las salas del Museo del Prado o la Quinta del Sordo de Goya.

Tras fallecer su mujer en 1869, creó la compañía “Laurent y Cía” con su hijastra y su marido, quien continuaría su trabajo. Ya enfermo, trasladan su hogar y su trabajo a una casa construida por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, conocido por el Palacio de Cristal, en la Calle de Granada. Se retira en 1881 y fallece aquí en 1886 a los 70 años. Su cuerpo se encuentra enterrado en el Cementerio de la Almudena de Madrid. Pese a su gran reconocimiento, su lápida se encuentra rota y abandonada. Quizás, en un futuro, pueda ser restaurada.