LAS GUERRAS HUSITAS
Jan Hus fue
un religioso de la Iglesia que promovió a principios del siglo XV una serie de
reformas en dirección al conciliarismo y en contra de la corrupción del papado
desde los acontecimientos del Cisma de Avignon. No obstante, Hus fue quemado
vivo en 1415, provocando la cólera de sus seguidores que no tardaron en
mostrarse en rebeldía contra los líderes alemanes – católicos que gobernaban la
región de Bohemia. Ante la insumisión de los husitas, el papado y el Sacro
Imperio Romano Germánico unieron fuerzas y declararon hasta un total de cinco
cruzadas con la intención de acabar con los que consideraban herejes, pero
ninguna tuvo el éxito esperado.
Sin
embargo, a esta guerra religiosa se le superponía otra social, pues la
motivación última de los husitas bohemios era la expulsión de los alemanes
católicos que se habían instaurado como la clase dominante colonizando la
región en los últimos siglos. Por ello, la rama más radical de los husitas, los
Taboritas, comenzaron indiscriminadas matanzas promoviendo una suerte de estado
anarquista – teocrático en que la única ley y gobierno era la Biblia. Esto fue
recibido con malos ojos por la sección más moderada, los Utraquistas, quienes
proclamaron rey de Bohemia al príncipe Zygmunt Korybut, en un astuto movimiento
para poner de su lado a Polonia, pues el rey polaco era tío del príncipe
bohemio y deseaba un estado tapón que separase su reino del alemán.
No
obstante, las disensiones internas entre husitas fueron muchas y para cuando
papado y Sacro Imperio, con una relación siempre tensa, se pusieron al fin de
acuerdo en cómo plantear el problema los husitas estaban muy debilitados y la
facción Ultraquista decidió abrir negociaciones con el emperador y el papa que
iban en una línea reformista de la Iglesia y mayor autonomía en la región de
Bohemia, quedando así los tres bandos parcialmente satisfechos y finalizando
las hostilidades en 1434.
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