SEGUNDA BATALLA DE EL ALAMEIN
El antecedente
lo encontramos en la victoria británica en la batalla de Alam Halfa, que obligó
a Rommel a pasar a la defensiva definitivamente. Winston Churchill presionó a
“Monty” para que lanzase una ofensiva en septiembre, pero este decidió
retrasarla hasta octubre para dar tiempo a que llegasen los refuerzos de
hombres y material.
La noche del
23 de octubre comenzó la ofensiva aliada bajó un potente fuego artillero que
barrió las trincheras enemigas. Después salió la infantería, que tuvo que
avanzar por los extensos campos de minas, provocando muchas bajas. Pese al
bombardeo, algunas tropas del Eje sobrevivieron, defendiendo sus posiciones de
forma desesperada. Pese a ello, los zapadores abrieron brechas en las minas,
avanzando por ellas miles de tropas aliadas. Dos días después de la ofensiva,
sin embargo, los objetivos no habían sido alcanzados, provocando el estancamiento
de la ofensiva. El resto del mes tuvo lugar varias batallas en las que los
británicos avanzaron poco a costa de perder gran cantidad de tropas y material.
El 2 de noviembre los británicos lanzaron la ofensiva final, en la que miles de
infantes y cientos de tanques arrollaron a las agotadas fuerzas enemigas,
abriendo enormes brechas en el frente alemán. Este avance provocó la confusión
y el caos en las tropas, que empezaron a huir hacia Libia. Tras la caída del
flanco sur, Rommel vio perdida la batalla y se retiró, venciendo de esta forma
los británicos. Esta batalla causó la retirada de las tropas de Eje hasta
Libia, permitiéndoles luchar en África hasta 1943 y provocó el desembarco
aliado en Marruecos y Túnez, que expulsó al Eje a Italia.
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