GONDAR, LA CAMELOT DE ÁFRICA
En el mundo existen lugares que no sabemos el porqué, pero desprenden alguna cosa. En el continente africano esta sensación es muy notoria, siendo un ejemplo de ello la ciudad de Gondar, conocida popularmente como la Camelot de África.
Situada al norte de
Etiopia y dentro de la región de Amhara, la ciudad de Gondar se alza como una
de las ciudades más bellas de África y con un patrimonio arquitectónico de
primer orden, puesto que, en 1632/35, y hasta 1855, se erigió como la capital
del imperio cristiano etíope. Antes de esta fecha, el emperador (negus)
y su corte no tenían una residencia fija, lo que favorecía que el poder se
fuera moviendo por el territorio. En el 1559, el negus Minas empezó a residir
en la zona durante la época de lluvias, lo que produjo que poco a poco se
fueran creando pequeños centros urbanos.
En 1632/35, el
negus Alam Sagad, conocido también como Fasilides, fundó la ciudad de Gondar,
la cual empezó a dotar de un gran número de iglesias, así como palacios, los
cuales, construidos también por sus sucesores derivaron en la ciudadela de
Fasil Ghebi, un complejo rodeado por casi un kilómetro de largo de muralla que
contiene castillos como el de Fasilides, una biblioteca, tres iglesias y unas
cuadras. Durante su máximo apogeo en el s.XVII, los cronistas defienden que
llegó a tener una población de 60.000 habitantes, siendo pues una de las más
pobladas de su época.
Desgraciadamente,
en 1855, después de la coronación de Teodoro II, la ciudad quedó prácticamente
despoblada, puesto que el nuevo señor de Etiopía trasladó la capital y obligó a
abandonar la ciudad.
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