LA GUERRA DE LOS 100 AÑOS/ CAP.02: DEL INICIO A BRETIGNY.
Las hostilidades entre Francia e Inglaterra comenzarían en el 1337, aunque los primeros años transcurrirían sin conflictos a gran escala y con una paz vigilante en ambos reinos. Sin embargo, Eduardo III de Inglaterra poco más tardaría en empezar una importante ofensiva. Esta derivó en 1346 en la importante batalla de Crécy en la que los ingleses obtuvieron una contundente victoria que les permitió aproximarse a la ciudad de Calais, la cual tomarían tras un duro asedio y que sería su puerta de acceso al continente a través del Canal de la Mancha.
Posteriormente,
los éxitos ingleses se sucedieron, especialmente gracias al uso de las
“cabalgadas” o “chavauchée” en las que contingentes a caballo arrasaban los
campos y masacraban a la población francesa con la intención de mermar sus
suministros y acabar con la moral. En estos ataques, fue determinante la
presencia del príncipe de Gales, apodado el Príncipe Negro, quien hubo de
enfrentarse al rey francés Juan II, que trataba de detener al inglés en la
región de Poitiers. El resultado fue de nuevo una incontestable victoria
inglesa que culminó con la paz de Bretigny firmada en el 1360.
Lo cierto
era que la Peste Negra campaba ya a sus anchas por el continente y ambos reinos
se vieron fuertemente afectados, motivo por el que se apresuraron a firmar una
paz que era evidentemente favorable al reino insular en virtud de sus poderosas
victorias. Además, Francia tuvo que hacer frente a la “Grande Jacquerie”, una
revuelta campesina en la ciudad de París que amenazaba directamente a la
nobleza y al rey y que solo pudo ser sofocada con grandes esfuerzos; y a las
revueltas de los mercenarios o “routiers” que sembraron el pánico en el sur del
país al no obtener las remuneraciones acordadas y a las derrotas contra
Inglaterra.
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