EL PUENTE QUE CAMBIÓ LA HISTORIA
el nivel del río. Se dejaron más de 100 metros de margen en cada orilla para prevenir posibles crecidas del Danubio durante la época de lluvias.
La construcción de este puente fue encargada al arquitecto Apolodoro de
Damasco por parte del emperador Trajano, con el objetivo de conseguir una ruta
logística segura y estable para las legiones en una hipotética guerra contra el
rey dacio Decébalo, a quien Roma ya había enfrentado y derrotado en la primera
guerra Dacia (101-102 d.c), estableciendo así a la Dacia como un Estado
tributario de Roma. La tensa paz y el carácter belicoso del rey Decébalo
impulsó al emperador Trajano a asegurar sus vías logísticas con las legiones
apostadas en la Dacia, como medida de prevención ante un posible nuevo
conflicto.
Ante la magnitud del proyecto y el increíble coste que supondría en
términos humanos y materiales, así como la necesidad de que se construyera en
poco tiempo, Apolodoro de Damasco apostó por un diseño de veinte pilares cuadrados
de mampostería sobre los que se construirían una serie de arcos de madera de
Aliso, especialmente resistente a la humedad y bastante abundantes en el área
del bajo Danubio. Dos fuertes con capacidad para más de una cohorte en cada
orilla completarían la construcción.
En el 105 d.c, al poco de finalizarse su construcción, el rey Decébalo
volvió a atacar las colonias romanas de Mosia, rompiendo su tratado con Roma.
El emperador Trajano no perdió el tiempo y reagrupó sus fuerzas cruzando el
Danubio utilizando el nuevo puente, esta vez para asegurar la conquista
definitiva de la Dacia y establecer una nueva provincia más allá del Danubio.
Rompía así la política establecida desde tiempos de Augusto de mantener
las fronteras del imperio en los grandes ríos Rin y Danubio. El puente sobre el
Danubio permitió la conquista de la Dacia y facilitó el establecimiento de una
nueva provincia, por ello, y no solo por su valor arquitectónico, es una de las
más relevantes infraestructuras de la historia.
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