LA PRIMERA DERROTA DEL ÁGUILA

El 19 de Julio de 1808, durante la Guerra de Independencia española, tuvo lugar en los alrededores de Bailén, una batalla que se saldó con la victoria española sobre el ejército francés, siendo, así mismo, la primera derrota de un ejército napoleónico en campo abierto. Tras la invasión napoleónica de España y la reacción popular durante el alzamiento del 2 de mayo de 1808, el conflicto no tardó en escalar a una revuelta de carácter nacional.

Ante la escalada del conflicto, el ejército francés en España bajo el mando del general Dupont inició una campaña de represión en direc
ción hacia la mayor concentración de tropas enemigas en Andalucía, ya que según su criterio un ejército formado en su mayoría por milicianos y carente de disciplina era incapaz de oponerse a sus fuerzas.

Durante las primeras semanas de Julio ambos ejércitos tomaron posiciones desconociendo realmente la disposición de las fuerzas enemigas, la desinformación fue tal que Dupont, mal informado por un lugareño, creyó que un destacamento español iba a cortarle la retirada, por lo que envió su propio contingente para evitarlo, reduciendo así el número de sus fuerzas.

Finalmente, Dupont avanzó hacia la localidad de Bailén creyendo que encontraría poca o ninguna resistencia, sin embargo, se topó con el grueso del ejército español, a quien también le pilló de imprevisto este encuentro, la madrugada del 19 de Julio iniciaron las escaramuzas, y el principal comandante español, el general Francisco Javier Castaños, dispuso a su ejército en forma de herradura, con ambos flancos situados en dos elevaciones cercanas, las piezas estaban dispuestas, 21.000 hombres por parte francesa frente a 27.000 hombres por parte española, más de la mitad voluntarios y milicia.

Dupont dividió sus fuerzas en tres columnas e inició el asalto. A pesar de la inferioridad numérica francesa, la experiencia y tenacidad de los soldados napoleónicos, sumado al carácter casi miliciano del ejército español, estuvo a punto de romper la línea española, sin embargo, esta logró recomponerse a tiempo, y tras una última carga desesperada por parte de las reservas francesas encabezada por el propio Dupont, el general francés se rindió ante las tropas españolas.