DESCUBRIMIENTO DE ALTAMIRA
Hoy compartimos con vosotros el particular hallazgo de las pinturas rupestres de la cueva de Altamira, no solo por su precocidad, sino por su espléndida calidad. A dicha cueva le corresponde el mérito de haber presenciado el primer “descubrimiento” de arte rupestre del mundo. Además, su relevancia no recae únicamente en su hallazgo, también en el cambio de paradigma científica que produjo, no sin un previo debate y confrontación entre investigadores. Su reconocimiento se postergó un cuarto de siglo.
La cueva fue
descubierta por el lugareño Modesto Cubillas en el año 1868 aproximadamente.
Fue acompañado por este cuando Marcelino Sanz de Sautuola visitó por primera
vez la cueva en 1875. Entre los años 1875 y 1879 Sautuola llevó a cabo
excavaciones. Y fue en 1879 cuando su hija María, acompañándolo en una de esas
excavaciones, halló algunas de las pinturas que hoy conocemos.
Al año
siguiente Sautuola publicó el hallazgo en el folleto de Breves apuntes sobre
algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander. Además, atribuyó
las figuras al periodo Paleolítico. Tras exponer estos resultados,
investigadores contemporáneos a él le criticaron desde diversas perspectivas:
evolucionistas, creacionistas, incrédulos prehistoriadores…
El valor de
este hallazgo no fue reconocido mayoritariamente hasta descubrimiento de otras
cuevas paleolíticas de Europa, sobre todo en Francia. Fueron realmente
destacables las críticas que recibió por parte del prehistoriador Émile de
Cartailhac, pero rectificó y se disculpó publicando Les cavernes ornées de
dessins. La grotte d’Altamira, Espagne. Mea Culpa d’un sceptique. A partir de
ese momento, el reconocimiento y la autenticidad de la cueva de Altamira fue
indiscutible.
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