CAMINO DE SANTIAGO. PEREGRINACIONES A COMPOSTELA
Los
inicios de las peregrinaciones a Compostela arrancan con el descubrimiento de
la posible tumba o sepulcro del apóstol Santiago el Mayor en una zona interior
cercana a Iria Flavia. Los primeros compases de la peregrinación están cargados
de aires legendarios, hacia el siglo IX se informó al obispo Teodomiro de los
fenómenos acaecidos en un entorno conocido como Campus stellarum, ante estos hechos el obispo viajó en varias
ocasiones al lugar donde finalmente se produjo el descubrimiento del sepulcro
del apóstol Santiago, que de alguna manera corroboraría su supuesta presencia
evangelizadora en tierras de Hispania.
El
primer peregrino del que tenemos constancia es del rey Alfonso II de Asturias,
recibe la noticia del descubrimiento y viaja hacia el lugar, es allí donde el
monarca manda edificar una modesta iglesia que evolucionaría con el paso de los
siglos hasta convertirse en la actual catedral de Santiago de Compostela, y a
su vez, el lugar progresaría como uno de los focos urbanos más importantes de
la Cristiandad. Con ello, el culto al apóstol se iniciaba con fuerza en el
Reino Astur-Leonés y se extendería a raíz de las peregrinaciones más allá de
los Pirineos. Alfonso II creaba así un locus sanctus o lugar santo
alrededor del sepulcro apostólico, con el paso de los siglos tanto el Camino
como Compostela fueron fortaleciéndose gracias a las distintas promociones
llevadas a cabo tanto por monarcas como por los obispos, en este caso
destacaríamos a Alfonso III, Sancho Garcés III “el Mayor”, Fernando I, Alfonso
VI o Urraca I, y las figuras de los obispos como Peláez o el gran Diego
Gelmírez.
El
Camino de Santiago no sólo significaba peregrinación, sino también un notable
contacto con Europa, esta conexión tuvo como fruto la aparición en la Península
Ibérica de los diferentes estilos artísticos florecientes en el continente, en
este caso el arte románico y posteriormente, el arte gótico. Se apela al “arte
del Camino de Santiago” sobre todo gracias a la introducción de las ideas de
Cluny, esto significaba la edificación y embellecimiento de centros urbanos en
torno a la ruta jacobea; Jaca, Pamplona, Estella, Puente la Reina, Burgos,
Carrión, Sahagún, León, Astorga, y Compostela.
Cabe
citar en gran manera al Liber Sancti Iacobi, popularmente conocido como Codex Calixtinus,
que recoge las tradiciones de los peregrinos, canciones, preparativos, los
itinerarios, peligros. Teniendo en su haber una abundante presencia de datos
geográficos, etnográficos o culturales.
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