DISOLUCIÓN DEL TERCIO VIEJO DE LOMBARDÍA (1589)
En plena Guerra de los Ochenta Años, y tras el desastre de la Armada Invencible (1588), Alejandro Farnesio volvió a las Provincias Unidas para acabar con la rebeldía protestante. El 3 de agosto, Alejandro Farnesio (que en esos momentos se recuperaba de una enfermedad) ordenó a Charles de Mansfeld penetrar en Holanda y éste entró en campaña el 9 de agosto con seis mil hombres. Se dirigió a la isla de Bommel (de terribles recuerdos para las tropas) y pusieron sitio a la fortaleza de Heel, la cual se rindió el 8 de septiembre. Sin embargo, la confusión de los soldados españoles por un toque de cornetas (las tropas pensaron que acudían refuerzos) provocó la masacre de la guarnición de Heel.
Ello provocó la discusión entre el
comandante Sancho de Leyva (que mandaba el Tercio Viejo de Lombardía) y Charles
de Mansfeld. El conflicto fue controlado pero los soldados del Tercio Viejo,
que no confiaban en Mansfeld (y que desconfiaban en ser mandados por un general
no español y por el desastre de la isla de Bommel de 1585, además de la falta
de pagas, el hambre, etc.), se amotinaron y exigieron retirarse de la Isla de
Bommel. Una vez aplacados los ánimos, Mansfeld hizo castigar a los cabecillas y
cruzaron el Mosa y de ahí a Grave, suspendiendo la ofensiva sobre Holanda.
Cuando Farnesio tuvo conocimiento del
amotinamiento del Tercio Viejo de Lombardía y que la ofensiva se había
suspendido, decidió castigar tal indisciplina de manera ejemplar: disolver el
tercio, el más antiguo y prestigioso, y repartir a sus soldados en los demás
regimientos. A pesar de las peticiones de Mondragón (que había mandado el
Tercio), Farnesio se mostró inflexible. Al conocer la decisión, los soldados
quedaron estupefactos. La bandera del Tercio fue batida y plegada y la asta
rota.
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