EL PERÍODO SENGOKU 1ªPARTE: DE LA DINASTÍA ASHIKAGA A LA TOKUGAWA


En el s. XV Japón está en medio de una crisis que llevará a la caída de la dinastía shogun Ashikaga y por cimentar el régimen Tokugawa, poniendo fin al feudalismo clásico (dominante en el período Muromachi) y apareciendo así un sistema feudalista centralizado, posteriormente tardo-feudalista y con la consolidación y estabilización en el país, absolutista. Esta etapa de la historia de Japón es también conocida como Sengoku Jidai, o período de los Estados en guerra, y es una larga etapa de constante guerra civil dominada a nivel político y militar por los míticos samuráis. Se inició en 1467 con la Guerra de Onin y llega a un punto de inflexión en 1578, tras el cual el poder se irá centralizando (período Azuchi-Moyoma), y con la llegada del período Edo y la toma de poder de Tokugawa Ieyasu se dará por concluida esta turbulenta etapa del Japón feudal.

La guerra se desencadenó por la debilidad innegable del régimen político del shogunato Ashikaga (basado en la ya secular neutralización del poder supremo del mikado del emperador y en un dominio militar que mermó generación a generación). La decadencia del gobierno genera la aparición de poderosos señores feudales, o daimyo, que imponen su autoridad sobre regiones enteras, apoyados por la clase militar samurái.

La situación se complica con la llegada de los portugueses y su comercio, que llevará, entre otras muchas consecuencias (mayormente diplomáticas y comerciales), a la aparición del arcabuz y a una corta etapa de evangelización, especialmente destacable en Kyushu, donde clanes enteros se pasarán al cristianismo. De este sincretismo aparecerán formas culturales mixtas como el arte “namban” (o “arte de los bárbaros del sur”).

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