LA BATALLA DE JEMMINGEN

La batalla de Jemmingen, fue un enfrentamiento ocurrido el 21 de julio de 1568 en las afueras de la localidad alemana de Jemgum. La victoria española a manos de Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba y comandante de los ejércitos españoles, permitió acabar por completo con los rebeldes holandeses.

Tras la batalla de Heiligerlee, las tropas rebeldes holandesas lideradas por Luis de Nassau, intentaron tomar la ciudad de Groninga, pero gracias a la gran trayectoria militar del general Fernando Álvarez de Toledo, los obligó a retirarse mediante una serie de pequeños enfrentamientos para así no arriesgarse a presentar batalla, ya que una derrota hubiera puesto a todos los Países Bajos a merced de las fuerzas rebeldes.

El principal objetivo del ejército español era llegar a un puente sobre una de las esclusas. El duque de Alba hizo avanzar a las compañías de los capitanes españoles Marcos de Toledo, Diego Enríquez y Hernando de Añasco. Cuando le llegaron noticias sobre la pérdida del puente, Luis de Nassau mandó a 4000 hombres a recuperarlo, que apenas estaba defendido por menos de 50 hombres. El destacamento español resistió una y otra vez las embestidas de los rebeldes hasta que llegaron los refuerzos españoles: Juan de Londoño y Julián Romero.

Los mercenarios decidieron huir ante los refuerzos y los dos capitanes emprendieron la persecución, hasta que fueron frenados por fuego de artillería, ya en la primera línea holandesa. Parados allí, los maestres de campo pidieron ayuda y refuerzos al duque de Alba, pues se vieron inferioridad numérica. Luis de Nassau, viendo a los dos capitanes esperando, decidió atacarlos con todo su ejército, formado en su mayoría por alemanes. Londoño y Romero esperaron a que se acercara y luego dispararon. El intenso fuego de los españoles frenó al enemigo y lo espantó. Los españoles, viendo que los neerlandeses huían del campo de batalla, aprovechando para apoderarse de la artillería holandesa y otras posiciones fortificadas.