BATALLA DE AMIENS
La batalla de Amiens fue un enfrentamiento de la Primera Guerra Mundial, entre Alemania y los Aliados. Se desarrolló del 8 al 11 de agosto de 1918, siendo la primera batalla de la Ofensiva de los Cien Días, la cual dio paso al armisticio que acabó con la guerra. La causa de la batalla fue el lanzamiento de la Ofensiva Michael por parte de los alemanes, que tenía como objetivo expulsar a los Aliados del Frente Occidental. Tras su fracaso, pasaron a la defensiva, iniciando los Aliados una contraofensiva arrolladora que acabó con la guerra.
El 8 de agosto comenzó la
batalla de la forma habitual, un enorme ataque de artillería seguido del ataque
de la infantería. Pero se produjo una circunstancia diferente que permitió un
gran avance aliado, la niebla. Gracias a ella pillaron por sorpresa a los
alemanes y, sólo en el primer día, lograron abrir una gran brecha en las
defensas alemanas y empujar el frente 11 kilómetros. Esto puso fin a la
estaticidad reinante en ese momento, ya que el conflicto se encontraba
estancado en la famosa y terrible guerra de trincheras. También fue vital la
destrucción de las líneas de comunicación alemanas, aislando a las tropas de los
puestos de mando. Los días siguientes los avances fueron menores y más costosos
para los Aliados, debido al posicionamiento de tropas germanas en lugares
estratégicos.
Pese a ello el 11 de agosto se
comenzó a reportar una retirada de los alemanes, la cual iría a más con las
siguientes batallas de la Ofensiva de los Cien Días. La consecuencia más
notable fue un punto de gran inflexión en la guerra, ya que provocó la
aceleración de los acontecimientos y el fin de la guerra. Para el 27 de agosto
los aliados habían capturado 500 cañones y 500000 prisioneros alemanes, 16000
de ellos el primer día. Las bajas alemanas durante la batalla alcanzaron los
30000 hombres, mientras que las de los Aliados no superaron las 8000.
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